No sé cómo empezar a hablar de esto, no sé cómo empecé exactamente a pensarlo. Sé que odio haberlo pensado, y sigo confirmando, también, la verdad más triste y absoluta que pueda existir:
La ignorancia es comodidad. Comodidad ampliamente confundida con felicidad, en este mundo de mierda.
El ignorante que ignora qué pasa más allá de la televisión, es cómodo porque nada le preocupa más que lo que le muestran en el aparato.
El ignorante que cree en la virgencita milagrosa y está lleno de estampitas con textos que repite con fervor convencido de que eso es estar bien con Dios, es cómodo. O sea no cómodo en el sentido de “ah, qué bien se está así, ni en pedo salgo a complicarme la vida con algo más rebuscado” sino que vive en comodidad. Porque para él, seguir a un Dios es repetir textos, o sacrificarse físicamente subiendo de rodillas unas escaleras.
El que ignora la biblia, vive en comodidad. El que tiene fe en Dios sin saber que Dios pide cosas a cambio, sacrificios de costumbres, pensamientos, orgullos, posibles puestos de trabajo, posibles relaciones humanas… vive en comodidad, porque no sabe.
El que sabe, se quiere morir. A eso voy, realmente no tendría que estar escribiendo esto. Pero tengo el horrible presentimiento de que llegué a pensar que la religión no es más que terror. Una forma triste y humana de manejar multitudes, de imponer moralidad. Es patético, pero no dejo de pensar en el tema de – ¿tengo que caer tan bajo como para cuestionarme algo por la canción de una drogona borracha? ¡Dios!- Lily Rose Allen, Kabul Shit, que dice “y lo culparemos al terror, también conocido como religión”.
Si creer en Dios es amarlo, y amarlo es sacrificar cosas por amor a él, ¿por qué están los castigos? ¿Es posible para un humano, cumplir normas pura y simplemente por amor? ¿Hasta dónde el respetuoso de los diez mandamientos más todo el resto que los amplía y especifica a la vez, hace todo eso por amor a Dios? ¿Puede un humano sacrificar cosas por algo que no puede ver, ni escuchar, ni sentir más allá que por fe? ¿O hace todo eso por temor a lo que sigue? ¿El alarmismo es solamente un arma para mantener el orden? ¿El tiempo de gracia existe?
Más allá de todo eso, lo que más me preocupa es estarme cuestionando estas cosas. Alguien puede decir que es evolucionar preguntarse y no sólo obedecer, pero ese alguien, ¿lo dice porque ya lo sabe todo o lo dice porque lo ignora y entonces así es más fácil? Ignorar es fácil. Pero el “ignorar desde un principio” es fácil. Saber algo y después ignorarlo, no es tan fácil.
Pienso en sacrificios que dejé de hacer, me siento mal y después pienso en por qué los hacía antes y me siento peor. Hacer por costumbre es como hacer por tradición, y tradición es un concepto que odié casi desde chiquita. Y hacer por temor es todavía peor.
Encima un temor pelotudo, sin (al principio) más causantes que el simple “qué van a decir si…”. Eso fue siempre que pensé en quebrar una regla, mientras vivía con mis padres y hasta hace muy poco. No puedo creer que mucho de lo que hacía “por Dios” lo hacía en realidad, por costumbrismo y por “qué van a decir mis padres, o –peor-qué van a decir de mis padres”. Y todavía lo pienso. Y es triste. Y es más triste, cuando decidí olvidarme de mis padres, y el “qué dirán” en general, y me puse a pensar en Dios.
Si sé que tal cosa se debe hacer de tal manera, y que tal otra no se debe hacer, según Dios, y lo hago porque sé que cuando pase tal, tal y tal otra cosa eso me va ayudar, no creo estar haciéndolo por amor. Más bien por terror de lo que venga después. No me gusta que Dios quede como “el hombre de la bolsa” pero es que ésa no fue la idea nunca. Según la Biblia, el que hace las cosas por temor, no cuenta. Lo mismo que serían los que hacen cosas sencillamente para que otros los vean. Si Dios no quiere sacrificios por temor sino por amor, y lo que hago, si lo hago, lo estoy haciendo por temor; ¿me perdí de algo? ¿Perdí la fe en algún momento? ¿O la fe sigue siendo terror por lo desconocido, lo inexplicable? ¿Qué pasa cuando lo inexplicable se vuelve explicable pero las explicaciones siguen siendo humanas? ¿No queremos aceptar que hay algo más grande y poderoso allá afuera, o justamente aceptar que hay algo más grande y poderoso es la opción del ignorante? ¿Hasta dónde un humano puede investigar su origen? ¿Hasta dónde es de ignorante creer y desde qué punto es de ignorante dudar de todo? Me siento mal de pensar en que todo lo que hice siempre fue porque otro me enseñó que “si no pasa esto” y que lo que sigo haciendo ahora “porque si no pasa esto”. ¿Sirve hacer cosas por Dios si lo hago por temor a lo que viene después? ¿O voy a pasar toda mi vida sacrificando cosas al pedo para que después Dios me diga “flaca todo esta basura no me sirve, no confiaste en mí, hiciste todo por miedo”?. El libre albedrío: ¿sirve sólo para asustar? El tener “siempre una posibilidad de elección” nos pone en una situación comprometida de mierda que no es para nada placentera. Ya sé que es un pensamiento de mierda pero es lo que estoy pensando y lo que seguro muchos piensan o pensaron o pensarán en algún momento.
¡Basta de cristianos! Esos cretinos que se llenan la boca hablando del amor de Jesús, esos hippies de local de sillas de plástico que te dicen que “Dios es amor” que hacen lo que quieren y la pasan bárbaro cantando alabanzas, esos Lennons de traje y corbata que reciben el sermón del domingo por e – mail; claro, ¡hijo de puta! ¡Dios no es todo recibir! ¡Si se supone que lo amás, tenés que dar cosas a cambio! Y ahí viene la cosa. Por eso el maldito evangelista está tan feliz y sonríe tanto y dice tanto “hermano” aunque no sea del Bronx. Ama a Dios porque su Dios no le pide nada. O sí le pide pero lo ignora y vive cómodamente con eso.
Y yo vengo a ser Satanás porque sé todo eso y por eso me quejo y me quejo. Me incomoda que ellos ignoren y entonces estén cómodos, porque tengo la carga de saber. Saber que no es todo amor y paz. Saber que hay siempre dos bandos, y que el bando de lo fácil es siempre el bando perdedor. Saber y entonces hacer porque sabés el destino del bando perdedor. Hacer por miedo. Actuar por ser un simple humano cagón por lo desconocido. O por estar demasiado seguro que lo desconocido tiene un plan más grande, algo actualmente inexplicable pero que después va a cobrar sentido. Hacer por promesa de algo mejor vs hacer por terror a algo peor.
Si no sabés estás perdido. Si sabés y no hacés también, pero no hacer sin saber es más fácil. Quisiera no saber. O quisiera recuperar lo que alguna vez creí que era la fe, y hacer las cosas por amor a eso que creo conocer.
Cita algo larga (sólo para que se entienda en su contexto) de uno de mis libros favoritos (si no es definitivamente mi favorito):
(...)”- El pez Babel -dijo en voz baja la Guía del autoestopista galáctico- es pequeño, amarillo, parece una sanguijuela y es la criatura más rara del Universo. Se alimenta de la energía de las ondas cerebrales que recibe no del que lo lleva, sino de los que están a su alrededor. Absorbe todas las frecuencias mentales inconscientes de dicha energía de las ondas cerebrales para nutrirse de ellas. Entonces, excreta en la mente del que lo lleva una matriz telepática formada de la combinación de las frecuencias del pensamiento consciente con señales nerviosas obtenidas de los centros del lenguaje del cerebro que las ha suministrado. El resultado práctico de todo esto, es que si uno se introduce un pez Babel en el oído, puede entender al instante todo lo que se diga en cualquier lenguaje. Las formas lingüísticas que se oyen en realidad, descifran la matriz de la onda cerebral introducida en la mente por el pez Babel.
»Pero es una coincidencia extrañamente improbable el hecho de que algo tan impresionantemente útil pueda haber evolucionado por pura casualidad, y algunos pensadores han decidido considerarlo como la prueba definitiva e irrefutable de la no-existencia de Dios.
»Su argumento es más o menos el siguiente: «Me niego a demostrar que existo», dice Dios, «porque la demostración anula la fe, y sin fe no soy nada».
»«Pero», dice el hombre, «el pez Babel es una revelación brusca, ¿no es así? No puede haber evolucionado al azar. Demuestra que Vos existís, y por lo tanto, según Vuestros propios argumentos, Vos no. Quod erat demonstrandum».
»«¡Válgame Dios!», dice Dios, «no había pensado en eso», y súbitamente desaparece en un soplo de lógica.
»«Bueno, eso fue fácil», dice el hombre, que vuelve a hacer lo mismo para demostrar que lo negro es blanco y muere al cruzar el siguiente paso de cebra.”
Adam Douglas, “The Hitchhikers’ Guide to the Galaxy”.